Un nuevo estudio de Transport & Environment (la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente), muestra que los camiones de GNL (Gas Natural Licuado) producen entre 2 y 3,5 veces más gases NOx que los diésel.
La noticia ha generado el debate puesto que muchos fabricantes habían presentado este tipo de vehículos como una alternativa al diésel, defendiendo que su impacto medioambiental era menor. Ahora este informe podría evidenciar que estas afirmaciones no son del todo verídicas.
Para el estudio, encargado por el Gobierno de los Países Bajos, se han realizado pruebas de tres camiones de gas en rutas urbanas, regionales y en autovías y los resultados desvelan que son hasta cinco veces más contaminantes que los que funcionan con combustible diésel.
Asimismo, se ha descubierto que los camiones que funcionan con biometano (biogas) tendrían la misma repercusión en la contaminación que los camiones que funcionan con gas fósil
Staf Cornelis, el gerente de camiones limpios en T&E, destaca que la industria del gas “está desesperada” por convencer a los políticos de que este tipo de vehículos reducirían las emisiones. “Es un combustible fósil al igual que el petróleo y el carbón, por lo que debe eliminarse gradualmente”
¿Y ahora?
El sector del transporte de mercancías por carretera trabaja desde hace años para cumplir con los objetivos establecidos por la Unión Europea y reducir la emisión de gases de efecto invernadero. El GNL se ha presentado durante los últimos tiempos como una alternativa al gasóleo, afirmando que reduce las emisiones de CO2 entre un 10 y un 15%. De hecho, numerosas empresas de transporte ya han renovado sus flotas adquiriendo este tipo de vehículos y realizando una cuantiosa inversión.
¿Y qué hacemos ahora que este estudio revela que los camiones que utilizan este combustible podrían ser incluso más contaminantes que los diésel (que “tienen los días contados” según el Gobierno español) y cuando los vehículos eléctricos pesados aún siguen en desarrollo y no son una alternativa real?
Desde la CETM, nos preocupa cómo van a decidir las empresas de transporte de mercancías qué tipo de vehículo deben comprar ante la situación de incertidumbre actual. En nuestra opinión, es necesario que el Gobierno y las administraciones aclaren cuáles son las alternativas viables para reducir el impacto medioambiental.
Los transportistas y el conjunto de sectores de la economía española a los que prestamos nuestros servicios (no olvidemos que cerca del 90% del transporte que se realiza en España se hace por carretera), necesitan vehículos que, además de permitirnos avanzar hacia una movilidad más sostenible, dispongan de las capacidades y la autonomía suficientes que precisa una actividad que sigue creciendo, y en la que pronto pueden llegar a faltar camiones si el empresario sigue sin tener claro en qué vehículos debe invertir su dinero.