Hace más de treinta años se estrenó en España la telenovela mejicana, de gran éxito por cierto, de la que lleva su título este editorial.
Me ha sugerido el título de la famosa serie al leer las peticiones realizadas al nuevo gobierno, cuando se constituya, por parte de SEOPAN y de ANCI, asociaciones o lobbies que agrupan a las principales empresas constructoras y concesionarias de autopistas.
¿Y qué es lo que le han pedido? Pues que ponga en marcha la tarificación por el uso de infraestructuras que, según ellas, supondría un negocio para sus asociados de 1.200 millones de euros anuales, o lo que es lo mismo, 200.000 millones de las antiguas pesetas; lo digo para que nos demos cuenta de la envergadura del negocio.
Se permiten, además, la desfachatez de recomendar hasta la cantidad que debería cobrarse por el peaje: 0,03 euros por kilómetro para los turismos y 0,14 euros para los camiones.
Ciñéndonos a los camiones –los propietarios de turismos pueden ir haciendo sus cuentas- un viaje, por ejemplo, desde Murcia a Madrid, costaría 56 euros. Por tanto, un camión que realice cinco viajes semanales de ida y vuelta tendría un coste anual para la empresa de 29.120 euros que, como diría un amigo mío, dinero es.
Para una empresa de transporte internacional de Murcia la cifra se reduce considerablemente, no obstante puede suponerle unos 7.000 euros anuales por vehículo, lo que no deja de beneficio un camión.
Claro que esto habrá que repercutirlo en el cliente. ¡Ja! Perdón, es que me da la risa floja.
Es aquí donde nos encontramos con el problema. El sector es incapaz de trasladar el incremento de costes al precio del transporte, como así lo demuestran los datos obtenidos del el Observatorio del Mercado del Transporte de Mercancías por Carretera del Ministerio de Fomento, en el que puede observarse que, desde el año 2000, año en que parte la estadística, hasta la actualidad, los costes se han incrementado veinte puntos más que los precios del transporte.
Una prueba palpable de esta incapacidad de repercutir el incremento de los costes en el precio del transporte por los transportistas, es la poca preocupación que la noticia de SEOPAN y ANCI ha despertado en las asociaciones de cargadores, AECOC, AEUTRANSMER y TRANSPRIME que, hasta la fecha, no se han manifestado.
Pues señores, la vaca ya no da más leche. Presionar al gobierno para que unos puedan hacer negocios con pingües beneficios o les abarate los costes a los otros con la misma finalidad y a costa de estrujar al transportista, puede producir una reacción indeseada.
La vaca puede volverse un toro bravo, y veremos quién es el primero en saltar la barrera para ponerse a cubierto. Me temo que será el gobierno al que le toque lidiar el toro, mientras los demás, los que le presionan, se limitarán a ver el espectáculo.
Yo que el gobierno, el que fuere, no me metería en líos.