La Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM) ya alertó de la posibilidad de protestas por parte de los agricultores franceses el pasado viernes y manifestó su profundo rechazo.

No ha pasado ni un año y los transportistas españoles vuelven a sufrir las consecuencias de sus demandas: los agricultores han cortado la circulación este martes en el peaje de Le Boulou y han vertido el vino de algunos camiones sin que las autoridades hayan intervenido. Mañana prevén cortar la RN-125, en la frontera con la N-230 en el Valle Arán en sentido España.

Resulta incomprensible que si las protestas son para manifestar el rechazo al tratado de Mercosur, un acuerdo comercial entre la Unión Europea y países sudamericanos, sean los transportistas españoles los que tengan que sufrir este tipo de ataques.

La CETM ya avisó de la situación y se dirigió por escrito al ministro de Transportes y Movilidad, Óscar Puente, y a la Representación Permanente de España en la Unión Europea para solicitar su intervención, reclamando que instara a las autoridades francesas a garantizar la circulación de los conductores profesionales españoles.

Cansancio y hartazgo en el sector

A pesar de estas advertencias, los ataques se han repetido, evidenciando la inacción de la Gendarmería francesa y una preocupante permisividad hacia estas agresiones injustificadas.

Nuestro sector vive con hartazgo este nuevo episodio de protestas, este tipo de actos ponen en peligro a los conductores y generan pérdidas económicas inaceptables para las empresas de transporte y sus clientes.

Además, son un atentado directo contra los principios de la libre circulación de mercancías en la Unión Europea y suponen un grave deterioro de las relaciones comerciales entre España y Francia.

El transporte de mercancías por carretera es esencial para la economía y no podemos tolerar que los transportistas sigan siendo víctimas de estas agresiones mientras desempeñan una labor fundamental para la sociedad.